No me equivoqué, ni me apresuré, así es la vida...

Voy andando en esta vida sin miedo a nada, no conozco todo, no he vivido tanto, pero si lo suficiente para morir en el intento, claro está que en mi mente tú valías la pena para no esperar nada, y al final me tocó esperar, ahora mientras esperaba lo inesperado (por mí) pasó ya tú tenías noción de todo y yo en mi mente pensando en lo posible.

Ya no hay vuelta atrás tú decidiste y por ti sin pensar en mi, aún sin querer hacerme daño sabías que lo harías, no hay que tener dos dedos de frente para imaginar que si yo te quiero con que hayas decidido todo menos estar conmigo yo estaría sintiendo lo que siento.

Nadie me obligó a creerte, nadie me obligó a quererte, tú estarías de paso en mi vida, aconsejándome en mis penas, tú no serías nadie en mi vida como yo tampoco en la tuya, pero me hice la loca aceptando tu actuación, te convertiste en mi mor, lástima ya se acabó.

Ahora queda un corazón vacío, un tropezón distinto, un golpe al alma, un rasponcito, una desilusión, un golpe repetido con distinta intensidad, un adiós diferente, el adiós que nunca he dicho, ese adiós donde a partir de mañana no sabré nada de ti, un adiós de la experiencia ese adiós que siempre cuesta pero que por tanta decepción solo se dice una vez, y esta lección me toca aplicarla contigo...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

María echame un cuento

Señor Dinero

Gracias a ella.