¿Estás preparado para sorprenderte de tanta felicidad?
Yo era de las que creía que estar triste era bueno, considerando que era un indicio de estar vivo, y que así la tristeza se convertía en eso que nos hacía despertar en medio de la adversidad, creía ciegamente que el daño que me hacía (digo me hacía, pues aceptaba y soportaba lo que me hacían los demás) era proporcional a una buena experiencia. Lloré tanto, sufrí tanto y aunque ya ese dolor que sentí nunca ha vuelto a pasar por aquí, reconozco que estaba equivocada, lamento también haber tomado esto como consejo de vida y traspasarlo a quien se habría sentido tan miserable como yo, en determinado momento. Y lo lamento pues, hoy descubro o entiendo, que el dolor no es indicio de nada, que es dolor y nada más, porque tenemos la opción de decir ¡BASTA!. Porque si hoy en día mi vida no está rodeada de este sentimiento, es porque abrí los ojos a la alegría, a sonreír, a respirar tranquilidad, porque puedo decir: no quiero sufrir aunque seas tú lo más especial que me rodea. Pues...